sábado, 22 de septiembre de 2012

Autodestrucción

Miro el reloj, ya es la hora, siento un enorme vacío en el pecho, a medida que me acerco mi corazón se acelera, ya veo el sombrío edificio, jaula de sentimientos y palabras, miradas furtivas, gente que habla pero no dice nada.
Saludo con una amarga sonrisa a las personas que veré cada día de este año, es raro saber que ya no estaré con ellos, tanto tiempo juntos, tantas aventuras vividas...
Subo las escaleras, en silencio, tengo ganas de huir, me siento, miro por la ventana, me pregunto que estarán haciendo ahora, la melancolía me inunda, es tanta y a la vez tan poca la distancia que nos separa. Las horas pasan, a cada minuto me sumo en una depresión aún mayor, algo no va bien, me siento observada, criticada, pero he de mantener la apariencia de chica feliz, río aunque por dentro no sienta absolutamente nada, una espiral de tristeza, llanto y arrepentimiento.
Nuevas caras, nuevos propósitos, nuevas dificultades, no estoy preparada, pero tomé una decisión, sólo me queda ser valiente.

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