martes, 2 de julio de 2013

La carta que nunca recibió Miguel.

Es difícil admitir cuando un sentimiento es verdadero, también es difícil definir quienes somos, saber a dónde vamos, aún más lo es definir una relación, dudas existenciales que quedan en el aire, algunos, dan el paso de amigos, a amantes, otros, se enamoran rápido, y no se dan cuenta de que se pierden lentamente, en otros el amor ha estado latente tanto tiempo que ya lo tenían asumido como algo normal y otros... simplemente no amamos, recordamos.
Puede que sea porque tengo más tiempo para pensar, menos obligaciones y cosas de las que preocuparme, o el calor del verano, o sea yo, que soy una caprichosa que no sabe lo que quiere, pero desde hace tiempo, no dejo de acordarme de ti, en cierto modo, nunca te he olvidado, llevas presente en mi vida mucho más tiempo del que estuvimos juntos, antes, cuando nos conocimos, después, cuando fuimos amigos, mucho más cuando soñábamos con vernos, aún más si cabe, cuando nos veíamos, y todavía sigues ahí, latente en mis recuerdos, en mis sueños, creando esa sensación de vacío en mi pecho, se podría decir que siento cierta nostalgia al saber que no volveremos a vernos ni hablarnos, pensé que las cosas podrían haber terminado bien, pero, hice mucho más daño del que pensaba y sé que yo solo seré una más pero a mi me has marcado, me marcó cada una de tus palabras, de tus gestos, de tus miradas, de tus besos, me sentí realmente querida por primera vez en mi vida, cuando me abrazabas, sabía lo que era la felicidad en estado puro, puede que no fueran las escenas románticas de las películas, ni nosotros dos actores perfectos pero nos entendíamos a nuestra manera y con eso nos bastaba, siempre estuvo entre nosotros esa conexión especial que no he sentido con nadie más.
Y pensar que todo empezó por un día aburrido de lluvia, una llamada y una conversación en la que ninguno de los dos sabía qué decir, me cambiaste, cambiaste mi mundo, supe lo que era sufrir por cada kilómetro que nos separaba y apreciar cada segundo contigo, aún conservo algunas de las canciones que componías, una de ellas, la guardo con especial cariño, y sí, admito que cada vez que escucho la canción que me hiciste lloro, de emoción, de tristeza, ni siquiera yo lo sé, pero no tengo la fuerza suficiente como para borrarla, sería como eliminar el único fragmento que me queda de nosotros, de la historia que un día tuve y no supe mantener. Pero, estoy orgullosa, porque lo hicimos, conseguimos salir de nuestras ciudades y vernos, no nos rendimos hicimos lo imposible por que esto funcionara, a pesar de todos los intentos fallidos no nos rendimos, perdimos muchas oportunidades, sí, pero al menos se cumplió mi deseo por el año nuevo, fuiste tú mi deseo del 2013, ¿sabes? deseé verte, tenerte conmigo, fuiste mi primer pensamiento del año, y ese 12 de Enero nos vimos, contigo no sentí mariposas, sentía fuegos artificiales en mi estómago, ese día, fue uno de los mejores de mi vida, a pesar de la lluvia y el frío, ahí estabas tú, te tenía delante, después de nueve largos meses esperando.
Pero, sin duda, los mejores días juntos fueron cuando fui a verte, estábamos desde por la mañana hasta por la noche juntos, no nos cansábamos el uno del otro, nunca se terminaba el tema de conversación, era como si nos viéramos todos los días, llegué a imaginar que era así, en esos momentos, algo demasiado perfecto pero hacías que me sintiera bien y me olvidara de todo lástima que ahora no pueda hacer lo mismo con todos esos recuerdos que creamos juntos.
¿Te acuerdas de cuando nos quedábamos hablando hasta las cinco de la mañana? nos moríamos de sueño pero no queríamos dejar de hablar, o de cuando, imaginábamos nuestra vida lejos de aquí, imaginábamos un futuro juntos, pensábamos que sería para siempre... cuando, me dijiste el primer te quiero, y desde entonces no perdonabas una noche sin decírmelo, lo sentías de verdad, pero aún más, los apreciaba cuando, después de cada beso, me lo decías en persona, me daba un vuelco el corazón y tenía ganas de gritar de alegría, no me he vuelto a sentir así. Cada mañana, iba al instituto feliz por nuestra conversación de la noche anterior, y por tu mensaje de buenos días, has sido la razón de mi sonrisa, todos los días de la semana durante casi todo un curso, tengo que agradecerte hacerme una persona mejor, porque me cambiaste para bien y me gustaría que todo hubiera sido de otra manera, sé que nunca llegarás a leer esto, y si lo empiezas ni si quiera lo terminarás porque pensarás que soy cursi y escribo demasiado aunque me decanto por la primera opción pero creo que es mi manera de resumir una pequeña parte de nuestra historia, y decirte que siempre estarás ahí, y sé que encontraras alguien mucho mejor, porque te lo mereces, pedirte perdón por todo el daño que haya podido ocasionar y por último decirte que  nunca te olvidaré Miguel, porque has sido la primera persona a la que he amado de verdad.